Cómo cambian las cosas sin que uno pueda hacer nada, simplemente siendo mero espectador. Lo malo es cuando esos cambios no dependen de uno y es, sin quererlo, el protagonista.
Empezamos de cero. Hace nada mi vida la vida cambió complemtamente. Volver a la tierra que a uno le vio andar y crecer. Tomar las primeras decisiones que luego inclinarían la vida de una manera. La cabeza, a pesar de ser algo forzado y que no quedaba otra, ya se había hecho a la idea. Detrás dejaría una vida, una ciudad, una gente, unos sentimientos muy fuertes. Pero las mismas personas que provocaron eso decidieron dar marcha atrás. Justo o no, fue así.
Hoy entro en ese piso, que también iba a dejar de serlo. Esta vez como al principio. De hecho todo el día es como al principio. De nuevo con un trabajo. De nuevo con un piso sin compañía. Además, casualidades de la vida, también vuelve a la ciudad una persona que fue parte importante y que vivió grandes momentos.
Todo como al principio, como si la vida quisiera dar una segunda oportunidad, pero ¿a quién? ¿a quiénes? y sobre todo ¿por qué?
Días atrás hubo mucho dolor, lágrimas. Mirando a la cara a la persona que más he querido tenía que decirle que ya tenía que irme, que quedaban horas. Me di cuenta que la persona que más he querido la sigo querido. Fue uno de los días más duros. No quería irme, pero tenía que hacerlo. Lágrimas y dolor, mucho dolor. En su cara mucha tristeza.
Pero de repente, sin quererlo, todo gira, cambia, casi todo. Pero ¿por qué?
Todo vuelve a ser como al principio. O tal vez no. Ojalá.
Estoy cansado, necesito descansar.
Miradas desde el cielo y la tierra 